miércoles, 18 de mayo de 2016

San Pablo contra la sodomía

Ayer, 17 de mayo, fue el Día Internacional de la exaltación de la sodomía y la depravación sexual. Me importa un comino de dónde salió semejante asquerosidad de celebración, pero, a raíz de este despropósito traemos un artículo acerca de la verdadera posición de la Iglesia acerca de la homosexualidad

 SAN PABLO CONTRA LA HOMOSEXUALIDAD


La Sagrada Escritura y, especialmente el sentido común son tan claros sobre el tema de la homosexualidad que el Magisterio de la Iglesia ha tratado muy poco de esta materia. (1)

1. En el Antiguo Testamento, además del castigo de Sodoma (Génesis 19), debemos citar la ley dada por Dios a Israel: Lev. 18, 22 designa a la sodomía como una abominación, Lev 20, 13 castigada con la muerte). En el Nuevo Testamento, San Pablo condena explícitamente este vicio en varias epístolas (Romanos 1, 24-32, que se citan a continuación 1 Cor 6,10: "Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los infames, ni los ladrones, [...] heredarán el reino de Dios (2)", 1 Tim 1,10, dice la misma manera que "los asesinos, los fornicarios, los infames [...](3)".

2. El sentido común también es suficiente para ver que este vicio es contra la naturaleza, puesto que utiliza al contrario de su finalidad natural una función que Dios ha dado para la transmisión de la vida. Una desviación así de grave, en un asunto tan importante para el bien común (el futuro de la sociedad depende de ello), resulta evidente que es gravemente pecaminosa.


Sin embargo, esto ya no aparece tan obvio para muchos de nuestros contemporáneos. Debemos ahora argumentar para defender lo que antes era evidente.
Comencemos pues el asunto, preguntando por qué y cómo se puede haber llegado a tal extremo.
Sobre este punto en particular la Sagrada Escritura, y San Pablo especialmente, van a aclararnos mucho.


San Pablo va hasta la raíz del mal

En el primer capítulo de su epístola a los Romanos, San Pablo no se limita, en efecto, a denunciar el vicio. Él establece claramente un vínculo causal entre la infidelidad (idolatría) y la impureza contra la naturaleza. Leamos el pasaje (Rom 1,18-32):

1. La idolatría de los gentiles es inexcusable, porque el verdadero Dios se manifiesta en la creación.
En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron  en sus razonamientos y su insensato corazón  se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos,  cambiaron la gloria  del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles.

2. Consecuencia de esta maldad, Dios los abandonó a sus pasiones.
Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.

3. Consecuencia (continuación): el vicio contra la naturaleza
Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.

4. San Pablo repite su razonamiento: causa y consecuencia.
Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados, los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.


San Pablo lo dice pues y lo repite: la ceguera moral llevada hasta la aprobación de los vicios contra la naturaleza es una consecuencia de la impiedad. Una máxima atribuida a San Agustín resume esta enseñanza: Este estigma no es sólo un pecado, es más bien el castigo del pecado (4)


La explicación de Santo Tomás

En su comentario sobre la Epístola a los Romanos, Santo Tomás de Aquino insiste también:
           
Cabe señalar que es con razón que el Apóstol pone los vicios contra la naturaleza -que son el más grave de los pecados de la carne- como castigo por la idolatría. Se percibe que estos defectos parecen haber comenzado a desarrollase con la idolatría - es decir, los días de Abraham, cuando se reconoce generalmente que la idolatría comenzó. Se lee en el capítulo 19 del Génesis que estos defectos han sido castigados por primera vez en la persona de los habitantes de Sodoma. Y del mismo modo, los vicios de este tipo han crecido progresivamente a medida que creció la idolatría. Así se lee en el segundo libro de los Macabeos que Jasón se atrevió a poner los jóvenes más nobles en lugares infames (5) y no fue el comienzo, sino el desarrollo y el progreso de la adopción de costumbres paganas (6)

El Doctor Angélico se refiere indirectamente al mismo tema en una cuestión de su Summa Theologica. Se pregunta por qué el rito de la circuncisión fue instituida en la época de Abraham, y no justo después de la caída original. Él respondió que en la época de Adán, incluso después del pecado, la fe y la razón natural era todavía lo suficientementeAbraham, la religión se había debilitado al punto que la mayoría de personas se volcaron a la idolatría, y a la vez, la razón natural estaba oscurecida por las pasiones de la carne hasta el punto de hacer caer al hombre en pecado contra la naturaleza. Por lo tanto, era el momento en que Dios instituyese, para el hombre, un rito que fuese al mismo tiempo la señal de la fe en Dios, y un remedio para el deseo carnal (7).

Encontramos así, en esta respuesta, el vínculo entre el progreso de la idolatría y el de los vicios contra la naturaleza. El primero es una falta contra la naturaleza divina, Dios permite como castigo la segunda, que va en contra de la naturaleza del hombre (8).


Confirmación en el siglo XVII

En el siglo XVII, el famoso exégeta Cornelius a Lapide (9) confirma esta explicación:

Las pasiones monstruosas son la pena de la infidelidad, la impiedad y la herejía (10).

Tras señalar que los herejes de su tiempo (protestantes) han manifestado la verdad de esta frase en sus costumbres (11), investiga la causa de ese vínculo entre la impiedad y la impureza. Da dos razones.

1. En primer lugar, porque donde no hay fe, no hay gracia de Dios; y donde no hay gracia de Dios, no encontramos la castidad, sino todo tipo de concupiscencias. Era justamente por eso que Lutero decía que la fornicación era tan necesaria al hombre como el alimento, y que se oye por todos lados, entre los innovadores, el axioma de que la castidad es imposible; porque, realmente, es imposible a Lutero y a los herejes. Eso es justo lo que San Jerónimo dijo: "Es difícil encontrar a un hereje que ame la castidad; aunque la pueda recomendar por palabras y alabarla".

2. En segundo lugar, a causa de que la herejía y la infidelidad nacen del orgullo, y que la pasión impura es el castigo del orgullo, del mismo modo en que la castidad es la recompensa de la humildad (12).


Confirmación al día de hoy

La conclusión se impone por sí misma: la repugnante invasión de los vicios de Sodoma en nuestros países -y su formalización por infames leyes- no son sólo azotes sociales. Son también, y principalmente, castigos.
Nuestros países son, hace tiempo, oficialmente apóstatas; oficialmente ateos. Incluso, por la ideología de los derechos humanos, oficialmente idólatras. Por tanto, es natural, lógico, necesario, que estas costumbres se instalen en ellos. San Pablo dijo:

No tienen excusa, porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, y le dieron gracias, sino que se entregaron a sus deseos y sus corazones sin inteligencia se hundieron en la oscuridad. [...] Por eso Dios los entregó a las pasiones vergonzosas [...] Ya que no se preocuparon por conocer a Dios, Dios los entregó a su mente réproba.


Esto no quiere decir que en el orden individual sólo un idólatra, o un impío, puedan experimentar las tentaciones contra la naturaleza. Todos los seres humanos están marcados por el pecado original y el desorden de la naturaleza se manifiesta de diferentes maneras en cada uno. Sin contar las patologías propiamente dichas, uno nacerá más propenso a la ira, el segundo fue la pereza, y otro más vulnerable a tal o cual tentación de lujuria. Una educación inadecuada, choques psicológicos mal curados u ocasiones precoces de escándalo podrán exacerbar y agravar esta herida, en la fragilidad de la infancia o la adolescencia. En este caso, como frente a cada uno de los pecados capitales, sólo la lucha diaria, con la oración y la gracia de Dios, permitirá superar el vicio y establecer la virtud.

Pero en el orden público, aquel de cada nación, la aceptación del vicio contra la naturaleza, tal como lo estamos experimentando hoy en día, no puede ser más que un castigo. La paganización de las costumbres es la consecuencia inevitable de la paganización de las ideas.


¿Cómo reaccionar?

¿Estarán los católicos condenados a asistir impotentes a la destrucción gradual de la sociedad? Ciertamente que no. Por eso, para actuar con eficacia, para escapar del ciclo de derrotas en que parecen haber caído, deben tomar consciencia, ante todo, de las verdaderas causas del mal – aquellas que denuncia San Pablo.

Nuestras sociedades apóstatas y ateas no pueden ser bendecidas por Dios. La decadencia que las golpea es el castigo de aquella impiedad. No sirve de nada luchar contra esta decadencia si no luchamos al mismo tiempo, y primeramente, contra esa impiedad. Luchar sin Dios contra los males que resultan precisamente de la ausencia de Dios es, obviamente, un sin sentido (13).

Después de haber comentado extensamente a San Pablo, podemos concluir citando a San Juan:

Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y esta victoria sobre el mundo, nuestra fe. - Omne natum quod ex Deo vincit mundum, et haec est victoria quae vincit mundum, fides nostra. (1 Juan 5: 4)
___________________

1) Solo accidentalmente la enseñanza tradicional ha abordado la cuestión. Un decreto del Santo Oficio del 24 de septiembre 1665 trata de la sodomía no para definir que es un pecado (lo que parece demasiado obvio), sino para indicar cómo este pecado se debe acusar en la confesión (la naturaleza de la culpa debe ser especificado de forma explícita, una acusación genérica no es suficiente para que la confesión sea íntegra) (DS 2044). - La anarquía generalizada introducida en la Iglesia permitió que algunos "teólogos" trataran de legitimar este vicio. Frente a esto, el Vaticano ha terminado por intervenir para recordar que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y que no puede en ningún caso ser aprobados" (29 de diciembre de 1975, DS 4583, reproducido en el nuevo Catecismo de la La Iglesia Católica, § 2537).
2) Neque fornicarii, neque idolis servientes, neque adulteri, neque molles, neque masculorum concubitores, neque fures [...] regnum Dei possidebunt.. El término "infame" (en latín: concubitores masculorum) se refiere a los sodomitas.
3) [...] Homicidis, fornicariis, masculorum concubitoribus [...].
4) Haec spurcitia non solum peccatum est, sed et poena peccati (PL 40, col. 1326; esta serie de sermones que ahora comúnmente se considera apócrifa.)
5) 2 Mc 4, 13 (cita de Thomas de la Vulgata). - En tiempos de Antíoco Epifanio, Jason consigue hacerse nombrar sumo sacerdote en Jerusalén, y se esfuerza por introducir las costumbres griegas entre los ciudadanos. La Biblia cuenta: " Era tal el auge del helenismo y el progreso de la moda extranjera a causa de la extrema perversidad de aquel Jasón,     que tenía más de impío que de sumo sacerdote,      que ya los sacerdotes no sentían celo por el servicio del altar, sino que despreciaban el Templo; descuidando los sacrificios, en cuanto se daba la señal con el gong se apresuraban a tomar parte en los gimnasios de los ejercicios contrarios a la ley; sin apreciar en nada la honra patria, tenían por mejores las glorias helénicas. Por esto mismo, una difícil situación les puso en aprieto, y tuvieron como enemigos y verdugos a los mismos cuya conducta emulaban y a quienes querían parecerse en todo. Pues no resulta fácil violar las leyes divinas; así lo mostrará el tiempo venidero”. (2 Mc 4, 13-17).
6) «Et est notandum quod satis rationabiliter Apostolus vitia contra naturam quae sunt gravissima inter peccata carnalia, ponit idolatriae poenam, quia simul cum idolatria incepisse videntur, scilicet tempore Abrahae, quando creditur idolatria incepisse. Unde et tunc primo leguntur in Sodomitis punita esse, ut Gn 19. Simul etiam idolatria crescente, huiusmodi vitia creverunt; unde dicitur 2 Mc 4, quod Jason ausus est sub arce optimos quosque epheborum in lupanaribus ponere. Erat autem hoc non initium, sed incrementum quoddam et profectus gentilis et alienigenae conversationis. » (Saint THOMAS, Com. in Rm 1, lect. VIII)
7) St. Thomas, III, q. 70, a. 2, ad 1.
8) Santo Tomás dice que todo pecado es en cierto sentido, contra la naturaleza porque va en contra de lo que nuestra razón nos dice que ser conforme a nuestra naturaleza racional, pero algunos pecados se oponen no sólo a nuestra naturaleza racional, sino la naturaleza física en sí (que compartimos con los animales). Son doblemente contra la naturaleza.
9) Cornelio a Lapide (Cornelius Van den Steen), SJ., 1567-1637.
10)Hinc patet infidelitatis, impietatis et haeresis pœnam esse monstrosas libidines” (Cornelio a Lapide, en Romanos, 1, 26).
11) "Talia monstra quoque ab haeresi nata nostra vidit et protulit aetas. - Nuestro siglo también ha visto y ha producido ese tipo de monstruos, nacidos de la herejía. "(Ibíd.).
12) "Primo, quia ubi non est fides, ibi non est gratia Dei ; ubi non est gratia Dei, ibi non est castitas, sed omnis concupiscentia : ut merito dixerit Lutherus, concubitum homini tam necessarium esse quam cibum, et passim apud Novantes personat hoc axioma, castitatem esse impossibilem, quia vere Luthero et haereticis impossibilis est. Vere ergo dixit S. Hieronymus, lib. II Comment, in Osece cap. IX: "Difficile est invenire haereticum qui diligat castitatem, etiamsi eam verbis commendet et prae se ferat".  Secundo, quia haeresis et infidelitas oritur ex superbia, superbiae autem poena est libido, sicut humilitatis praemium est castitas"(Ibid)
13) Recordamos las palabras del Cardenal Pie: "Cuando Jesús Cristo no reina por los beneficios que se derivan de su presencia, reina por todas las calamidades inseparables de su ausencia". (Discurso en Chartres, 11 de abril de 1858; Episcopal de Obras, v. 1, p. 84.)

Extraído de La Sal de la Tierra Nº 52, por Dominicus. Visto en Legio Macabea Christi.

lunes, 25 de abril de 2016

'Sextorsión'


por Juan Manuel de Prada

Un reportaje de Informe semanal me descubre la existencia de unas redes de extorsión que se dedican a echar el lazo a primos que se masturban ante el ordenador. El timo, al parecer, exige que el pajero se exhiba ante su webcam, mientras se sacude el manubrio, para que la señorita zalamera que lo incita pueda grabarlo; y, una vez rematada la faena, la señorita en cuestión (tal vez un macho pirulo con peluca) manda al primo un guasá, advirtiéndole que ha sido grabado y que, si no paga al instante tal cantidad, el video será enviado a sus allegados. En el reportaje, sin embargo, se lanzaba un mensaje de tranquilidad a la audiencia, anunciando que ya existe en la Policía española una unidad encargada de proteger a los internautas pajeros de estas extorsiones. Me sorprendió que se anunciara tan alegremente la creación de esta unidad en un país de alimañas donde, por ejemplo, hubo gente que protestó airadamente cuando un misionero español fue evacuado de Sierra Leona, para poder recibir en España tratamiento contra el ébola. Pero vivimos en una época que considera más indignante sufragar con dinero público la repatriación de un enfermo grave que crear una unidad policial encargada de evitar que los internautas pajeros sean extorsionados.
Esta paradoja vuelve a probarnos que la inmoralidad primeramente aspira a convertirse en un uso socialmente admitido, para reclamar después amparo legal y por último exigir que la moralidad sea arrinconada como conducta indeseable. Es un camino de ida y vuelta inevitable, porque la inmoralidad, una vez que logra ser admitida en sociedad, anhela que nadie la señale como lo que es; lo que, a la larga, exige proscribir la conducta de los hombres morales, que poco a poco se va tornando odiosa. Por el momento, quienes utilizan su ordenador para conectar con señoritas a través de su webcam ya han conseguido que una unidad policial los proteja contra posibles extorsionadores; y, paralelamente, los reclamos publicitarios que incitan a los usuarios de interné a imitar a los pajeros protegidos policialmente son cada vez mayores. Se calcula que más de un treinta por ciento de las páginas de interné que diariamente se visitan en todo el mundo son de naturaleza pornográfica; y en este porcentaje no se incluyen las numerosísimas páginas que ofrecen enlaces y publicidad de esta índole, todas ellas de manera perfectamente legal, ni las 'agencias de contactos' que incitan alegremente al adulterio. Aquí siempre el fariseo asegura que «nadie nos obliga a mirar pornografía en interné»; pero se trata de un sofisma del tamaño de un castillo, pues lo cierto es que la pornografía y las incitaciones sexuales en interné son omnipresentes; y pretender que quien mira pornografía en interné lo hace «libremente» es tan cínico como afirmar que el señor que vive encerrado en una tienda de dulces es diabético porque quiere.
El reportaje de Informe semanal me resultó perturbador, sobre todo, porque se dedicaba a desenmascarar una lacra menor (las redes de extorsiones de pajeros) a costa de ocultar unas lacras infinitamente mayores, cuales son la adicción compulsiva a la pornografía o la plaga de adulterios virtuales que interné ha desatado en apenas un par de décadas.Sobre esta cuestión se calla de manera oprobiosa: los que mandan porque, además de enriquecerse con la pornografía, saben que su consumo es uno de los métodos de control y sometimiento social más baratos y eficaces jamás inventados; los que no mandan, pero creen hacerlo, porque la bandera de la liberación sexual es un caramelito venenoso al que no piensan renunciar tan fácilmente, pues les permite posar de desprejuiciados ante la galería (además de proporcionarles la caricia paternalista de los que mandan); y los que no mandamos nada (o sea, el grueso de la población) porque no soportamos que nuestras lacras sean señaladas como tales (pues nada hay tan humano como pretender que la propia enfermedad sea considerada inocua).
Pero la dura y triste realidad es que el consumo de pornografía en interné está generando adicciones y patologías cada vez más intrincadas y devastadoras. La dura y triste realidad es que la pornografía aniquila nuestra afectividad y nos incapacita para las relaciones sexuales sanas, llenándonos el alma de fantasías purulentas y tenebrosas que poco a poco infectan nuestra alma, destruyen infinidad de matrimonios y condenan a la angustia y a la soledad a millones de personas. Pero a esta forma mucho más pavorosa de 'sextorsión' jamás se dedicarán espacios en Informe semanal, ni se destinarán fondos públicos para su combate.
TOMADO DE: FINANZAS

lunes, 11 de abril de 2016

Palabras desfiguradas

por Juan Manuel de Prada

En el episodio bíblico de la torre de Babel, Dios castigaba con la dispersión de lenguas la soberbia de los hombres que soñaban con alcanzar el cielo elevando una gran torre, símbolo de su endiosamiento. Tal vez porque desde niño tuve gran amor a las palabras, aquel castigo divino dejó en mi alma una huella muy honda, mucho más que el diluvio universal o las siete plagas de Egipto; pues siempre he creído que no hay calamidad más grande que la calamidad de no poder entenderse, la calamidad de que nuestras palabras dejen de explicar el mundo, la calamidad todavía más inquietante de que las palabras sean utilizadas para falsificar las cosas.
Y como el hombre, pese al castigo de Babel, no ha dejado desde entonces de endiosarse, seguimos sufriendo la misma calamidad. A nadie se le escapa que cada vez usamos menos palabras para expresarnos. Antaño (no hay más que leer a nuestros clásicos) la lengua era un ameno paisaje en el cual nos deleitábamos, persiguiendo la mariposa de un epíteto, aspirando el perfume de tal o cual palabra sonora, retozando en el prado lujuriante de la sintaxis. Poco a poco, sin embargo, la lengua se fue convirtiendo en el paisaje raudo que dejamos atrás, sin reparar siquiera en él, cuando viajamos en tren. Las palabras que antes nos gustaban como nos gustan las joyas o las caricias ahora las empleamos de un modo puramente utilitario, para que nos lleven en cuanto antes a nuestro destino. Este uso 'funcional' de las palabras parece, a simple vista, inocente y hasta benéfico (y al que se resiste a emplear las palabras como si fuesen una bayeta de cocina se le llama 'pedante'); pero en el fondo encubre una realidad pavorosa, que es el agostamiento de nuestro vocabulario. Las razones de este agostamiento son muy diversas: el alejamiento de la naturaleza, donde estábamos obligados a designar los árboles y los pájaros; la destructiva omnipresencia de los mass media, que imponen un lenguaje esquemático y regado de tópicos; la sumisión a la tecnología, que ciega las fuentes del conocimiento (desde la contemplación a la transmisión oral, pasando por la lectura y el estudio) y las sustituye por un acopio de informaciones mostrencas a las que podemos acceder apretando una tecla, etcétera.
Que nadie piense que este agostamiento del lenguaje es inocuo: la palabra es vehículo del pensamiento; y cuando nos faltan las palabras nuestro pensamiento se torna vago y se agrieta, permitiendo la entrada de los más peligrosos asaltantes. Las ideas se tienen que expresar mediante palabras; y cuando las palabras escasean las ideas pierden solidez y claridad, o bien son sustituidas por tópicos y consignas que repetimos como loritos, creyendo que formulamos ideas originalísimas. Despojado de las palabras que nos sirven para expresarnos en plenitud, nuestro pensamiento queda secuestrado y nuestra razón se va adelgazando hasta tornarse de alfeñique, hasta ser zarandeada por el ventarrón de la emotividad más grosera, hasta acogerse al cobijo del gregarismo. Y así, poco a poco, casi sin darnos cuenta, nos vamos convirtiendo en bestias; porque, sin palabras, hasta el amor es un puro intercambio de fluidos.
Pero pecaríamos de ingenuidad si creyéramos que el empobrecimiento del lenguaje es el único medio que los modernos tiranos emplean para confundirnos. Otra forma extraordinariamente eficaz consiste en difuminar el sentido de las palabras con acepciones imprecisas y equívocas, consecuencia en cierta medida de la ligereza con que las empleamos, pero sobre todo del empeño deliberado de que las palabras oscurezcan la realidad: cuando se llama «muerte digna» a la eutanasia, una vida sufriente se convierte tácitamente en una 'vida indigna'; cuando se llama 'consenso' al contubernio de la gente sin principios, quien se mantiene fiel a ellos se convierte inevitablemente en un 'antisistema'. Si la mentira es la prostitución de la verdad, existe una forma de falsedad más peligrosa que la mentira redonda, que es la expresión de la verdad a medias, el empleo equívoco de las palabras con la pretensión de diluir realidades que, designadas sin eufemismos, nos sobrecogerían: llamar 'educación sexual' a la posibilidad de que nuestros hijos sean pervertidos en la escuela; o llamar 'democracia' a presentar, mediante aritmética parlamentaria, la iniquidad como justicia.
La palabra, en fin, desfigurada y convertida en una máscara virtuosa para esconder una realidad siniestra, para ir cambiando poco a poco la realidad de las cosas y así moldear más fácilmente a las masas que ya ni siquiera pueden pensar, porque se han quedado sin palabras. En ésas estamos.
TOMADO DE: FINANZAS

lunes, 4 de abril de 2016

La paradoja de la libertad


por Juan Manuel de Prada


Resulta muy aleccionador someter a revisión crítica las enseñanzas que nos transmitieron en la escuela. Recuerdo, por ejemplo, cómo en clase de Historia nos presentaban siempre a Rousseau como uno de los más grandes prohombres que vieron los siglos; y su obra El contrato social como una de las piedras angulares de la democracia. Con el paso del tiempo, uno entiende que muchas de aquellas enseñanzas que recibíamos eran una amalgama fétida de lugares comunes y afirmaciones mostrencas, hijas de la pereza mental y sazonadas por el prestigio desmesurado que determinados movimientos históricos y corrientes filosóficas tienen entre las gentes gregarias. Muchos años después me decidí a leer a Rousseau; y me topé, para mi sorpresa y horror, con una obra llena de aberraciones y perfidias de la peor calaña, desde la insalvable escisión entre sociedad civil y sociedad política hasta la consideración del hombre como un ser bueno por naturaleza (que lo convierte, inevitablemente, en un ser irresponsable e incapaz de asumir las consecuencias de sus acciones, dislate que luego Freud reafirmaría mediante la creación del «inconsciente»).
En otro artículo publicado en estas mismas páginas ya señalábamos a Rousseau como padre de la ingeniería social y de las manipulaciones de la 'opinión pública'. Pero si tuviéramos que elegir un pasaje especialmente sórdido de El contrato social deberíamos asomarnos a su capítulo VII: «A fin de que el pacto social no sea una fórmula vana, encierra tácitamente el compromiso, que por sí solo puede dar fuerza a los otros, de que cualquiera que rehúse obedecer la voluntad general será obligado a ello por todo el cuerpo; lo cual no significa otra cosa sino que se le obligará a ser libre». Vemos aquí cómo Rousseau establece la tiránica infalibilidad de la voluntad general; y también la sobrecogedora necesidad de «obligar» a las personas a «ser libres», ajustando su pensamiento al de la voluntad general. Lo que Rousseau defiende, a la postre, es que el disidente de la voluntad general sea reeducado y forzado a comulgar con la voluntad general. En realidad, Rousseau postula lo mismo que los absolutistas a los que dice combatir, limitándose a desplazar la titularidad de esa soberanía absoluta del monarca a la mayoría, que puede lavar el cerebro al disidente hasta convertirlo en una oveja más del rebaño. Quien se desvía de esta voluntad general estaría, a juicio del cínico Rosseau, rechazando la libertad; y por ello la sociedad debe obligarlo a someterse a la mayoría (por supuesto, esta coacción no se consideraría reprobable, sino por el contrario saludabilísima).La libertad en Rousseau ya no es un valor intrínseco de la propia naturaleza humana, ligado a la razón (de tal modo que el hombre, cuanto más racionalmente actúa, más libre es),sino que sería un mero acatamiento de la voluntad general, que es soberana para decidir lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, con un poder ilimitado. Este concepto de libertad es, exactamente, el que tienen los regímenes totalitarios, donde en efecto al disidente se le «obliga» a ser libre.
Tristemente, este concepto corrompido y monstruoso es también el que ha triunfado en nuestra época. Pero el totalitarismo ya no se ejerce al modo brutal de antaño, sino al modo que el gran Tocqueville (del que, en cambio, no nos hablaban en clase ni de coña, vaya por Dios) preludió en La democracia en América: «Cadenas y verdugos eran los instrumentos groseros que antaño empleaba la tiranía, pero en nuestros días la civilización ha perfeccionado hasta el mismo despotismo. Los príncipes habían, por así decirlo, materializado la violencia; pero las repúblicas democráticas de nuestros días la han hecho tan intelectual como la voluntad humana que quieren reducir. Bajo el gobierno absoluto de uno solo, el despotismo, para llegar al alma, golpeaba vigorosamente el cuerpo; y el alma, escapando a sus golpes, se elevaba gloriosa por encima de él. Pero en las repúblicas democráticas la tiranía deja el cuerpo y va derecha al alma. El amo ya no dice: 'Pensad como yo o moriréis', sino: 'Sois libres de no pensar como yo. Vuestra vida, vuestros bienes, todo lo conservaréis, pero a partir de ese día seréis un extraño entre nosotros. Permaneceréis entre los hombres, pero perderéis vuestros derechos de humanidad. Cuando os acerquéis a vuestros semejantes, huirán de vosotros como de apestados e incluso aquellos que crean en vuestra inocencia os abandonarán. Os dejo la vida, pero la que os dejo es peor que la muerte'».
Bien mirado, aquellos profesores que nos presentaban a Rousseau como un gran prohombre de la democracia estaban formulando una verdad sarcástica y paradójica.
TOMADO DE: FINANZAS

miércoles, 10 de febrero de 2016

Los comunistas: verdaderos servidores de los capitalistas


Comprometidos 

El comunismo ataca los valores tradicionales como la patria, la familia, la religión, etc., de manera completamente subversiva, pero curiosamente, al interés del dinero no osa atacarlo jamás. Y esto es el auténtico capital, los prestamistas de dinero (prestamistas a gobiernos, a empresas y a particulares), los que están en la cima del poder y del parasitismo sobre la sociedad y sobre el mundo entero.

Pero el objetivo de este artículo no es el pasado, sino los tiempos más recientes.
Hace 25 años en España había comunistas, claro que sí, pero esos comunistas no tenían la mentalidad que tienen hoy en día. Entonces, no había invasión inmigrante. Tampoco había “matrimonios” homosexuales, ni exigencias para que estos adoptaran niños. Sí había feminismo, pero desde luego, no con tantas pretensiones como ahora ni con tantos apoyos y privilegios legislativos y mediáticos, ni tanto victimismo con el rollo de la “violencia de género” usado para conseguir toda clase de prebendas.
Han cambiado mucho las cosas desde entonces a peor. Pero lo que quiero aquí llamar la atención es el papel del comunismo. Los comunistas entonces no solicitaban matrimonios homosexuales, sino más bien lo contrario, veían el matrimonio como otro de los valores de la Iglesia que había que abolir (a las lesbianas no se les ocurría casarse entre sí), y ni se les pasaba por la cabeza ampliarlo a los homosexuales, y ni mucho menos que adoptaran niños. Más aún, los comunistas en realidad estaban en contra de los homosexuales, al más puro estilo comunista tradicional (basta leer a los pesos pesados del comunismo de hace muchas décadas para descubrir lo que pensaban de la homosexualidad). Ni tampoco a los comunistas se les había ocurrido pensar que el sobrevaloradísimo asunto de la “violencia de género” fuera un problema importantísimo. Era algo que no existía en el debate público entonces. Y desde luego, no se veía a ningún comunista defender a los inmigrantes, porque simplemente no había y a ningún ciudadano, ni siquiera a los comunistas, se le pasaba por la cabeza pensar que nos iban a invadir de esta manera. 
Cuando el capital ORDENÓ implantar en la sociedad esas aberraciones, el comunismo OBEDECIÓ servilmente una vez más, demostrando que trabaja en colaboración con el capital, pasando a adoptar sus órdenes como IDEALES a cumplir.
El proceso es el siguiente: El capital desde la cúspide de la pirámide de poder internacional, por medio de sus organizaciones mundialistas como el Grupo de Bilderberg, la Comisión Trilateral y demás reúne a sus criados, los peces gordos visibles de la política, medios de comunicación, sindicalistas, etc., y les da las órdenes que tienen que propagar hacia abajo para implantarlas en la sociedad. Así:

  • Cuando dieron la orden de hacer propaganda sobre la “violencia de género”, lo empezaron a hacer literalmente de un día para otro todos a la vez, radios, prensa y televisiones, y los comunistas servilmente también obedecieron y ejecutaron su parte del papel, acogiendo la idea como un nuevo “ideal” por el que luchar.
  • Cuando dieron la orden de fomentar el matrimonio homosexual para desestructurar la familia tradicional, no sólo los medios de comunicación internacionales empezaron a hacer propaganda a favor de ello y los políticos a legislar poco después cuando la sociedad estuviera ya madura, sino que los comunistas pasaron a adoptar dicha idea como nuevo ideal por el que “luchar”.
  • Cuando dieron la orden de empezar a mover la nueva subversión de la adopción de niños por homosexuales, los comunistas recogieron la idea como otro nuevo ideal haciendo campaña en favor de ello junto con los millonarios capitalistas dueños de periódicos y canales de TV como La Sexta o Telecinco, en España.
  • Cuando dieron la orden de empezar la invasión inmigrante, los comunistas pasaron obedientemente a reverenciar el nuevo mantra de la defensa del inmigrante como uno de sus ideales. Llamazares (Izquierda Unida) emprendió una gira por África para invitar a los negros a venir a España en masa, al mismo tiempo que Aznar, del Partido Popular, que según la falsa propaganda del régimen es el partido opuesto a Izquierda Unida, de manera sinérgica y complementaria en colaboración suya abría las fronteras de par en par, apoyados ambos por las radios, prensa y TV que nos bombardeaban con los consabidos mantras para facilitar que la plebe aceptara la invasión (“nos van a pagar las pensiones”“nos enriquecen culturalmente”, etc.).

El comunismo juega el papel de radicales para que los partidos políticos mayoritarios parezcan en comparación suya moderados y puedan así ejecutar con menos oposición los planes de subversión anti-tradicional para transformar las sociedades de nuestros países en sociedades orwellianas artificiales y asfixiantes. El comunismo forma parte principal y fundamental del régimen. Las órdenes del capital son los ideales del neocomunismo, y los neocomunistas, son sus tontos útiles o sus peones interesados, los miembros de la base más radicales a su servicio en la estructura del régimen mundialista.
Este hilo argumental ha sido expuesto en foro público; y los plumillas-mercenarios más preclaros y resentidos del frente mediático no han sabido sacar de su bagaje neorretórico otras imposturas que apelaciones a su “honestidad”. Y es que exponerlos a sus verdaderos amos, exactamente esto, como un barril de pólvora dirigido a la línea de flotación, no falla nunca. 


TOMADO DE: Portal Avant! Carlistes

De la ceremonia de la Ceniza


Escrito por Meditación del día

Para el miércoles de Ceniza


El Evangelio contiene la doctrina de Cristo, en que nos manda huir de la hipocresía y la vana estimación de los hombres, y atesorar no en la tierra sino en el cielo riquezas espirituales y eternas.

Punto Primero.  Considera cuán vanos son y cuán engañosos los juicios de los hombres, y qué poco caso se debe hacer de su estimación, y no pierdas obras de tanto valor por sacarlas a vista de sus ojos, como son las de virtud y penitencia, con las cuales puedes ganar la vida eterna; advierte que por una parte te mira Dios y sus ángeles y toda aquella corte celestial, y por otra los hombres mortales: estos no ven más que lo exterior de las obras que se representan a sus ojos, y aquello lo exterior y lo interior de tu corazón. El juicio de los hombres es errado y variable, porque unos vituperan lo que otros alaban; pero el de Dios y sus ángeles acertado y verdadero, apreciando cada cosa con su propio valor. Si buscas la estimación de los hombres, buscas una vanísima vanidad; y un viento que pasa y se desvanece en un punto; y si pretendes en tus obras agradar a Dios, haciéndolas todas con aquel afecto y atención, como si le vieras delante de ti, alcanzarás la honra sólida y verdadera. Considera, pues a cuál de estos senados quieres agradar, y la diferencia que hay del uno al otro así en el número como en la calidad, y resuélvete firmísimamente a huir la vanagloria del mundo, escondiendo tus obras de los ojos de los hombres, y manifestándolas solamente a los de Dios.

PUNTO II. Considera la razón que da Cristo para huir de la hipocresía y vanagloria, porque los que la buscan en las obras buenas que hacen, pierden el mérito de ellas y el premio que habían de recibir de Dios. Pondera qué premio es este, su calidad, su valor y su duración, que compite con la eternidad, y el precio porque le dás, que es una estimación o alabanza vana de los hombres, que es un poco de aire y una como sombra sin ser ni sustancia, y no te quieras tan mal, que trueque joya tan preciosa por cosa tan vil y vana y de ningún valor.

PUNTO III. Considera a lo que te exhorta Cristo; conviene a saber, a que atesores en el cielo riquezas verdaderas e inmortales, y no en la tierra las caducas y perecederas. Coteja despacio el valor de las unas con el de las otras, y luego la verdad de las espirituales y la falsedad de las terrenas, y la duración de las unas y de las otras; y que cuando estas fueran eternas y sólidas como las otras, para ti no lo fueran, pues tan presto te las han de quitar; porque como dice el Eclesiástico 1: En el fin del hombre le han de desnudar de todo, y no ha de sacar de este mundo más de lo que trajo a él. Refresca la memoria de tantos ricos y poderosos como has conocido en este mundo, y ya están en el otro. Mira qué se hicieron sus tesoros, y cómo no llevaron de todos más que una pobre mortaja, y otros triunfan y campean con sus riquezas, y solo les acompañaran sus obras, y lo mismo será de ti sin réplica ni apelación, y saca en tu favor la consecuencia de todo, y dile a Dios:¡Oh Señor, y qué grande engaño es servir al mundo y buscar lo perecedero  y engañoso, y no vuestra gloria y servicio, que es lo verdadero y eterno. Tenedme de vuestra mano para que no caiga en tal yerro, y dadme vuestra gracia para que desprecie cuanto el mundo ama, y que mi tesoro y corazón esté siempre en el cielo.

PUNTO IV. Considera que el remedio para no caer en este engaño, es el desengaño de tu mortalidad. Acuérdate de que eres ceniza, y que te has de resolver en ceniza dentro de muy poco tiempo como te amonesta la Iglesia, y contempla lo que le aconseja san Bernardo: conviene a saber, lo que fuiste, lo que eres y lo que serás; porque en tu primera formación fuiste un poco de lodo al presente eres un muladar podrido y hediondo, cubierto, de nieve con la tez exterior de este tu cuerpo, y sin parar un punto caminas al ocaso de tu muerte, a donde serás manjar de gusanos de tierra asquerosísima, y últimamente polvo y ceniza; esto fuiste, esto eres y esto serás, como lo fueron y son todos los que pasaron antes de ti, y ya de ellos no se tiene memoria; ¿pues cómo podrás envanecerte a la luz de esta verdad? ¿Qué torres de viento no caerán en el suelo fundadas sobre esto, cimiento? ¿Y quién, conociendo esta verdad, buscará tesoros en la tierra? Cava en esta mina riquísima del propio conocimiento, y hallarás un tesoro inestimable de luz de desengaños, de humildad y desprecio del mundo y aprecio del cielo, sed y hambre de los bienes verdaderos.


Padre Alonso de Andrade, S.J

TOMADO DE: ADELANTE LA FE

jueves, 21 de enero de 2016

Carta de una profesora sobre el lenguaje "inclusivo"


PARA LOS “IGNORANTOS E IGNORANTAS"
TAL VEZ A ALGUNOS LE SIRVA
Carta de una Profesora con acertadísima y lapidaria frase final. Está escrito por una profesora de un instituto público.
Yo no soy víctima de la Ley Nacional de Educación. Tengo 69 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política.
En jardín (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente:
la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña".
Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba "Semillitas", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto.
Eso sí, en el Semillitas, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua, Matemáticas, Ciencias, no teníamos Educación Física.
En 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te bajaban y bien bajada la nota.
En Bachillerato, estudié Historia de España, latín, Literatura y Filosofía.
Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda...
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección.
Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.
Y... vamos con la Gramática.
En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales.
El participio activo del verbo atacar es "atacante";
el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente".
¿Cuál es el del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".
Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por la dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hacen más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).
Les propongo que pasen el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!
SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL", PÁSALO, POR AHÍ, CON SUERTE, TERMINA HACIENDO BIEN HASTA EN LOS MINISTERIOS.
Porque no es lo mismo tener "UN CARGO PÚBLICO" que ser "UNA CARGA PÚBLICA".